| Reseña: |
Parecen inteligentes, seguramente lo fueron, pero ahora son
incapaces de realizar una sencilla resta. Algo se ha deteriorado
en su cerebro -posiblemente atrofiado o, peor aún,
desgastado-, hasta tal punto que ocasiona una barrera a la
información vital acumulada durante años. Detrás
quedan quizá los mejores recuerdos de su juventud y
madurez, aquellos que les motivaron para luchar y dar sentido
a sus vidas, a comprender la razón de la existencia.
Pero cuando más necesitan revivirlos para afrontar
los últimos años de la vida -esos a los que
cínicamente los jóvenes se refieren como los
años dorados-, una barrera aparentemente estúpida,
sin sentido, e infranqueable, les impide recordarlos con precisión.
Por si fuera poco, las habilidades físicas que hasta
ahora les permitían desenvol-verse sin ayuda notoria
están tan mermadas que apenas consiguen cierta precisión
y eficacia, con lo que el deterioro físico se une al
mental, y así no hay manera de vivir.
Numerosos médicos de todo el mundo, especialmente Alois
Alzheimer, un psiquiatra y neurólogo nacido en Baviera
en 1864, de quien tomamos el nombre de la enfermedad objeto
de este libro, han identificado y luchado para mejorar esta
enfermedad que amenaza con ser una pandemia en todo el mundo.
Desdichadamente poco pueden hacer hasta ahora los expertos
químicos, salvo ciertas medidas paliativas que apenas
si logran contener el aparentemente inexorable deterioro general.
Sin embargo y esto es algo que es necesario decir cuanto
antes- este libro no es de ningún modo pesimista, ya
que a través de sus páginas y escritos el lector
encontrará una valiosa información y no pocos
consejos para mitigar la enfermedad de Alzheimer y, con frecuencia,
para solucionarla en los casos incipientes. Dejen, pues, el
desaliento aparcado, ya que la medicina natural está
consiguiendo lo que la química no puede lograr, y desde
ahora estos enfermos encontrarán un alivio para su
enfermedad, y con ellos sus sacrificados familiares.
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