| Reseña: |
Una vez que hemos conseguido una preparación física
óptima a nivel general, es el momento adecuado para
comenzar a prepararnos de una manera más específica
para un deporte determinado. Por desgracia, la mayoría
de la gente trata de realizar ambas cosas a la vez: la preparación
física general, el acondicionamiento del cuerpo, junto
con la práctica del deporte escogido. Están
convencidos de que conjuntamente con el aprendizaje de la
disciplina escogida llegará el acondicionamiento de
su cuerpo; uno conlleva a lo otro -dicen.
Pero la preparación física general no debe ir
unida a la práctica de un deporte con la máxima
efectividad, ya que en este caso de lo que se trata es de
adaptar el cuerpo a unos movimientos y unas habilidades específicas,
no a una mejora en nuestro acondicionamiento global. Por eso
se recomienda que aquella persona que esté interesada
en comenzar a practicar un deporte competitivo realice unos
meses antes una preparación general de su organismo,
ya que los nuevos requerimientos físicos a los que
va a someter a su cuerpo pueden ser muy intensos.
En nuestro anterior volumen explicábamos los conocimientos
básicos que hay que tener para no cometer errores que
nos puedan conducir a enfermar o, cuando menos, perjudicar
nuestro cuerpo con la práctica de algún deporte.
Se trataba de saber cómo funciona nuestro organismo
cuando le exigimos un esfuerzo que no sea el cotidiano y cómo
ayudarnos a nosotros mismos para rendir al máximo sin
problemas posteriores.
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